Bando de Espátulas y Santuario de Guadalupe
Como
ya sabréis a estas alturas, el pasado día 18 de septiembre, tuvimos la fortuna
de vivir uno de los mayores espectáculos que nos puede brindar la Naturaleza, y aquí
mismo, en Txingudi-Plaiaundi. Asistimos al paso de 1.789 Espátulas.
Esta
cifra no se había visto nunca en el estuario del Bidasoa. Si no fuese porque el
conteo general, aún con bastantes días por delante de paso migratorio de la
especie, ya casi alcanza los máximos registrados en el total de la temporada
más abultada (la del pasado 2016), podríamos pensar que es solo la
concentración en un día de lo que habitualmente se reparte en varios. La
población de Espátulas de las colonias del norte va creciendo, pero a un ritmo
más lento que el aumento de los individuos observados en paso por nuestro
humedal.
De
estas casi 1.800 Espátulas, no menos de 300 bajaron a la laguna San Lorenzo
para intentar reponer fuerzas para proseguir su viaje.
Decimos
“intentaron” ya que el cúmulo de molestias que sufre nuestro Txingudi-Plaiaundi,
que en demasiadas ocasiones rebasan lo tolerable, impidieron que las Espátulas
pudieran alimentarse y descansar, justamente la función de acogida de avifauna
migratoria por la que Txingudi es Zona de Protección Especial para las Aves,
además de Zona de Especial Conservación dentro de la
Red Natura 2000 europea.
Durante
toda la jornada, varios operarios con desbrozadotas estuvieron poniendo la “música
ambiental” por el Parque Ecológico sin que ningún responsable de la gestión del
espacio protegido parara la actividad por las perturbaciones que producían en
un día tan excepcional. No faltaron los grupos de “atletas” corriendo por los
senderos, en lo que se ha convertido de facto en una extensión de las
instalaciones deportivas que siguen incrustadas en Plaiaundi. Como si no fueran
poco las propias instalaciones y las actividades dentro de ellas.
“Paseantes”
que ignoran un mínimo saber comportarse en un espacio tan reducido y sensible,
saltándose hasta la más básica norma de no salirse de los caminos, llegando a
asomarse hasta el borde mismo de la laguna con la consiguiente espantada de las
aves que allí se encontraban. Eso sí, sin que nadie con responsabilidades en el
“uso público” hiciera valer las normas que, sobre el papel, son de aplicación
en el lugar.
En
un día con afluencia de bandos en migración (que no solo Espátulas se vieron
ese día en Txingudi, Garzas, Garcetas, Cormoranes, Gaviotas sombrías y
reidoras, Agujas colinegras y colipintas, así como Patos cucharas y Ánades
rabudos, Pagazas piquirrojas, entre otras, y de las que no podemos ni ofrecer
cifras concretas) no podía faltar la intervención del “control de fauna” del
aeropuerto que lanzó cohetes “disuasorios” en varias ocasiones. Sin entrar a
cuestionar la eficacia y la oportunidad de este tipo de actuaciones en nombre
de la seguridad aérea, lo que no deja lugar a dudas es que provocan un impacto
negativo sobre las aves que requieren el espacio Plaiaundi-Txingudi para hacer
una parada en su viaje. Si ya las propias operaciones del aeropuerto, despegues
y aterrizajes, sobre todo de jets privados, ya generan unas graves
perturbaciones en el humedal, la pirotecnia ya riza el rizo.
La
relevancia de este día 18 de septiembre de 2017 no es que la marquemos nosotros
(SEyLA), sino que el propio Departamento de Medio Ambiente y etc., en su Web
oficial y con la cabecera de Ekoetxea de Txingudi, publica una nota al respecto
y que podéis leer aquí:
Decíamos
antes que el aumento del número de Espátulas que se están contabilizando a su
paso por Txingudi, no puede justificarse solo por el incremento de la población
de la especie en su área norte de distribución, ya que no alcanza la misma
proporción que los conteos que vamos realizando desde hace varios años.
No
hay una máquina ni un dispositivo automático que cuente las Espátulas y ofrezca
las cifras en una pantalla. Contar las Espátulas es, además de placentero, un
trabajo concienzudo laborioso, sobre el terreno y revisando cientos de fotos
especialmente los días “pico” de pase y sedimentación, con la lectura de
anillas incluida, pero que se compensa con creces al comprobar los resultados y
la labor en equipo durante cada temporada, y ya llevamos unas cuantas.
La
clave está en el “esfuerzo censal” de nuestro extraoficial y variado equipo de
trabajo al que dimos en llamar SEyLA. Más ojos, y con más atención, mirando al
cielo consiguen unos resultados que eran impensables hace nada, sobre todo si
tomamos como referencia el estudio publicado por el Gobierno Vasco firmado por
un trabajador de la misma Ekoetxea que encabeza la nota de la Web citada.
Es
una buena práctica citar las fuentes cuando se redacta una noticia que no se ha
vivido en primera persona, además de ser una forma de trasladar al informante
la responsabilidad sobre la veracidad de lo relatado.
No
pretendemos condecoraciones con medallas de cartón, pero de alguna manera nos
da cierta pena que no se reconozca una labor totalmente desinteresada y
altruista de un equipo de voluntarios amateur (literalmente por amor) sin otra
motivación que, cubriendo el seguimiento de una especie concreta, contribuir
modestamente a lo que hoy se llama “poner en valor” este humedal de Txingudi.
Desde
aquí, con la misma modestia y honestidad con las que hacemos el seguimiento de
estas hermosas aves, queremos dejar patente el reconocimiento a vuestras
aportaciones como amigos/as de SEyLA, aunque nos ninguneen “oficialmente”
quienes más deberían mostrar este reconocimiento.
Después
de esta entrada, larga y agridulce, solo nos queda desear que en las próximas
ocasiones (que las habrá) en que las Espátulas nos regalen con su presencia de
manera tan espectacular, seamos más lo privilegiados de tener asientos en
primera fila.
Antes
de las 8 de la mañana nos encontramos con un grupo de 11 ejemplares que
pensamos que eran las que dejamos la víspera, pero alguna con anilla nos
hizo ver que algunas eran recién
llegadas. El día parecía propicio para el pase de Espátulas, pero la mañana
transcurrió sin ningún movimiento. El “golpe” del paso migratorio comenzó
repentinamente a las 13:30, y hasta las 18:30 fue un “no parar”, dejando un
goteo hasta ya entrado el anochecer. Una jornada que no olvidaremos y que marca
un hito para este modesto humedal y, evidentemente, para el seguimiento de la
especie que hacemos desde SEyLA.
Aunque
es imposible acercarse siquiera a las sensaciones de verlo in situ, permitidnos
poner algunas fotillos de este memorable día:
El grupeto de primera hora
Sipincháis para ver a mayor tamaño, y tenéis suficiente paciencia, podréis contar 128 ejemplares. La foto no capta el bando completo ya que la línea de arriba continua con un buen puñado de más ejemplares.
Cerca, jejos, por la izquierda, por la derecha, por arriba... aparecián Espátulas por todos los rincones.
Ordenados en "V" o caóticos, había bandos de todo tipo.
Desde el "corner" hemos visto que algunos bandos han hecho amago de bajar y es la oportunidad de leer anillas. Entramos en el 1er observatorio y con las Espátulas amontonadas, alimentándose y con el agua hasta la panza, la tarea está servida.
Laguna de San Lorenzo a media tarde
Todo un desafio intentar la lectura de anillas.
Una de las varias "espantadas" que alteran la tranquilidad que necesitan las Espátulas.
El miedo es contagioso, sobre todo en estas grandes concentracioes.
Tras la espantada algunas vuelven a la lámina lagunar, pero no regresan todas las que estaban.
Volvemos al "corner" porque allí dejamos solo a Pello y desde la laguna no se ve si siguen pasando bandos. Si han pasado algunas más, pero no han escapado al registro.
En días como este, y en otros parecidos, es cuando se echa en falta que la protección del espacio de Txingudi deje de ser papel mojado.
Gracias, una y 1000 veces, a todos/as quienes hacéis SEyLA